lunes, 30 de marzo de 2009

Sutil polvo dorado

Salí temprano, acompañada de los perros. Hay que romper esquemas, le dije a la nueva yo que estoy tratando de crear. Mezclando varios ingredientes, la noche anterior había realizado un ritual personal en el cual puse todas mis intenciones para amasarme de nuevo, reinventarme, ya que como las serpientes, el traje que andaba vistiendo estaba deformado y decidí cambiar de piel. Así que al día siguiente, salí al monte. Nada como el equinoccio para los cambios. Decidí a subir a esa montaña donde nunca estuve antes, a pesar de que llevo varios años viviendo aquí. Una niebla matinal se posaba suavemente en la ladera, que comenzaba a reverdecer con el efecto del despertar que trae la primavera. Magueyes, nopales, lechuguillas, garrochas, palmas y lo más sorprendente: flores de todos los colores. Creo que pocas cosas son tan asombrosas como el poder observar una flor en medio de las espinas, con tonos brillantes, erguiéndose orgullosa ofreciendo su belleza al sol y al viento. Al llegar a la cima, me recosté entre las piedras. Desde allí se divisa el cerro sagrado, el desierto, el pueblo y las montañas de la sierra de Catorce. Me coloqué en posición fetal y me dejé abrazar por la energía del planeta. Luego, me puse a observar las figuras que formaban las nubes. Encontré algunas muy interesantes: una piedra rodeada de éter y el ala de un fénix. Qué agradable sensación de paz. Desee con todas mis fuerzas en ese momento ser capaz de dejar atrás todos mis apegos, tan completa me sentía con esa maravilla a mi alrededor. Los perros se recostaron a mi lado, fieles compañeros y con el pasar de las horas, el sol fue calentando de a poquito mis entumidos huesos. La bajada fue más complicada. Estuve a punto de caer al vacío, pero con prudencia logré volver. Luego me fui a pueblo con una flor apoyada en la mejilla y la tarde fluyó diferente. Es increíble como un acto tan sencillo puede cambiar la realidad. Basta sólo dejar entrar un poco de magia en nuestras vidas. ¿La magia? La magia es una cosa muy seria. Un modo diferente de interpretar las cosas, una manera más interesante y más creativa de lo común porque combina el arte con el gusto de jugar con la materia. La magia es algo que nos transmuta. El arte nos cura. El proceso creativo lleva en sí un inmenso poder de transformación. Eso lo dice Terzani que es uno de mis autores de cabecera. Así que por qué no convertirnos todos en hechiceros de nuestra realidad, en alquimistas, en juguetones duendes para transformar la sordidez en belleza, para reír en vez de llorar, para gozar en vez de sufrir. Claro, ahora que estoy aquí escribiéndolo pareciera tan sencillo, una básica fórmula a conjurar en momentos aciagos. La realidad se impone con fuerza avasalladora y lo cotidiano, muchas veces no da tregua; porque es más fácil sentarse en esa cómoda y cálida sillita que salir a ver el mundo desde otra ventana. Dice Jodorowsky, otro que pernocta en mi mesa de luz, que en general los comportamientos humanos están motivados por fuerzas inconscientes, cualesquiera que puedan ser las explicaciones racionales que les atribuyamos después. El mismo mundo no es homogéneo sino amalgama de influencias misteriosas. También dice que es posible, a través de actos creativos y conscientes enviar mensajes al inconsciente para sanar. Yo creo en sanar no sólo como individuos sino como grupo. Poder dejar atrás las nubes radiactivas que se vislumbran cada vez más cercanas en el horizonte de los tiempos venideros. Y que la violencia y la oscuridad no imperen o predominen por sobre todas las cosas. La magia, definitivamente, es necesaria en este proceso. Y para ello debemos dejar atrás la racionalidad y las explicaciones que pasan a través de la mente. Por eso, cuando crea imposible continuar, cuando una espuma grisácea codicie envolverme en su manto de olvido, quiero cerrar los ojos y volver a la montaña. Dejar que el viento acaricie mis dudas y las nubes sigan susurrándome secretos y ecuaciones para resolver el enigma, a dónde está la salida del laberinto de espejos. Y que el ala del fénix baje desde lo alto a tocar mi cabeza con sus plumas tornasol para que los ojos resplandezcan ante la maravilla de la vida y que un sutil polvo dorado me impregne la nueva piel.

2 comentarios:

Red Cultura San Luis.Com dijo...

Enhorabuena...cambio y transformación, dejar atrás lo que ya no es útil o estorba.
Sagrada mágia del viento y el desierto, noche polvo de estrellas que vigilan infinitas la boveda celeste. Me recordó por momentos mis encuentros personales con "Malasombra" personaje de leyenda en mis revocadas imaginancias. Saludos eternos y etereos para mi ahora conocida y no virtual compañera de este oficio irrenunciable de las letras.
atte. Markosblues

Anónimo dijo...

Renovar o morir, frase que continuamente utilizan las empresas pero muy poco se utiliza pensando en nuestro ser.
Por lo que se ve, no importa en que parte del planeta se encuentre el ser humano, de cualquier manera se necesita este tipo de rituales para convertirse en algo diferente, mejorado, renovado, recién creado.
En pocos lugares del mundo se puede obtener esta renovación o acaso solo esta en nosotros buscar un lugar crear nuestro ritual?

Brujillo Iluminado

Pd. Saludos Mercedes, sigues siendo luz para este humilde brujo